Mi trabajo

Mi trabajo

¿Cómo trabajo?

En la soledad y quietud de mi oficina. No hay duda de que mi profesión puede llegar a ser muy solitaria. Pero ¡no me quejo! Los múltiples campos para los que se me convoca a traducir me transportan por temas y paisajes variados, que recorro siempre curiosa.

 

Como dijo George Steiner: “traducir es hacer un viaje por un país extranjero.”  Y es así: el traductor incursiona en mundos de conocimientos y de ideas y los vuelca a otro idioma para que un lector, para quien esos mundos eran antes infranqueables, pueda ahora recorrerlos con paso seguro.

 

Para hacer mi tarea estoy obligada a investigar. No importa cuánto sepa ya de un tema, cada nuevo proyecto implica una nueva investigación de terminología y contexto. Para el segundo paso, la redacción del texto de la traducción, debo invocar toda la gracia de mi pluma y pasar el texto fuente al nuevo idioma manteniendo la integridad del original. Mi esfuerzo apunta a que quien lee la traducción reciba un texto fiel al original, claro, natural y bien escrito.

 

La herramienta principal del traductor es su propio cerebro. Sin embargo, las nuevas tecnologías son esenciales. Siempre estoy actualizada y uso todos los instrumentos que están a mi alcance para lograr eficiencia, rapidez y exactitud en mi labor.

 

La revisión del texto traducido es tan fundamental como la traducción primaria. Controlar que el original esté integralmente plasmado en la versión traducida con absoluta precisión es el paso que probablemente requiere el mayor esfuerzo.

 

Los plazos y las fechas de entrega son sagradas. Quienes me conocen saben de mi estricta puntualidad para las entregas.